Desde que soy madre no puedo evitar mirar a las personas (sobretodo me pasa con personas mal humoradas, secas, incluso con personas "malas") y pensar en que una vez fueron bebés, una vez estuvieron en el vientre de sus madres, abrazados por su cuerpo, escuchando su voz, el latido de su corazón, deseando nacer y acurrucarse en sus brazos, una vez ésa madre hizo el gran esfuerzo de parir a ésa persona (entonces bebé). Me los imagino luego (una vez nacidos) deseosos del calor maternal, de sus pechos, de sus besos. Llorando para estar en sus brazos, indefensos, frágiles, vulnerables. Pienso entonces en qué parte truncó su camino para convertirse en la persona que es. Pienso en que quizá le faltaron esos abrazos, esos besos, a lo mejor no tuvo todo lo que pidió (afectivamente hablando) quizá tuvo que aprender a ser así, no es que los justifique, pero así los veo un poquito menos "malos".
Sé que cuentan muchísimas más cosas pero no es mi intención profundizar tanto ni hablar de cosas que no podría explicar bien, así que me he limitado a hablar y pensar en lo más simple, en el principio. Es pensando así como consigo no enfadarme ni culpar a nadie. Es así como consigo perdonar. Es así como consigo sacarme una sonrisa cuando estoy frente a alguien que chilla, se enfada o está de mal humor.
Todos hemos sido bebés, TODOS, aunque parece que hay muchas personas que prefieren olvidarlo.
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